El presidente del PNV quiere dejar resuelto el problema de su sucesión antes de la Asamblea general del partido, que se celebrará a finales de marzo. Su candidato es el portavoz en Madrid, Aitor Esteban, quien ya ha dicho que para él “sería un honor presidir el partido” en el que milita desde siempre. Si Andoni Ortuzar consigue su objetivo, que es impedir que el ex-lendakari Iñigo Urkullu ocupe su cargo, lo anunciará en los tres próximos días. Tiene todo a su favor pero si ve las dificultades puede que de marcha atrás y se vuelva a presentar.
Las batallas internas dentro del nacionalismo vasco de derechas se volvieron tan insostenibles que
Ortuzar logró que la militancia apoyara el cambio de
Urkullu por I
manol Pradales como candidato en las elecciones de abril de 2024, con el resultado de un empate entre el PNV y Bildu, que con P
ello Otxandiano de cabeza de lista consiguió los mismos 27 diputados en el Parlamento de Vitoria. El PSOE, con
Enero Andueza, se quedó en doce, el PP, con
Javier de Andrés en siete, mientras que Sumar con
Jon Hernández y Vox, con
Amaya Martínez, empataban en un único escaño. La influencia de los independentistas catalanes de hacía notar y se mantiene, con una notable diferencia: si el PNV puede moverse en el País Vasco de la misma manera que lo hacen en Cataluña el Junts de
Carles Puigdemont y la ERC de
Junqueras, la presencia de la izquierda radical de Bildu es muy superior a la de la Cup, que sería la formación más semejante.
El ex lendakari representa una posición más radical en cuanto a la celebración de un Refrendum pactado para Euskadi, mienras que tanto Ortuzar como Esteban y Pradales son partidarios de no poner en marcha ninguna consulta destinado al fracaso. Los tiempos políticos cambian pero, por encima de ellos, están las decisiones de vida personal. Para el socialismo de Pedro Sánchez es mejor la opción de Esteban, que tras su larga estancia en el Congreso conoce muy bien los mecanismos del poder que Convergencia en Madrid.
Una de las características de la derecha nacionalista vasca es que siempre se ha movido con una gran prudencia en los temas que se refieren a los deseos independentistas, colocando por delante de ellos el logró de cesiones económicas y estructurales , fuese cual fuese el partido que gobernaba desde La Moncloa. Ese pragmatismo podría desaparecer y llevar a Pedro Sánchez al más difícil todavía: no sacar adelante los Presupuestos de 2025, tener qu volver a prorrogar los de 2023 y dejar abierta la posibilidad de una moción de censura con condiciones pactadas entre el PP de Núñez Feijóo y el líder de Junts. Una alianza de catalanes y vascos que, a priori no le garantizaría a ninguno de ellos un rédito electoral, pero que le permite a los populares mantener la estrategia de desgaste contínuo sobre el Ejecutivo.