El PIB de la Unión Europea a finales de 2013 era de 15.780.000.000.000 euros, con una simple regla de tres, el cinco por ciento de esa cifra es exactamente la cantidad anunciada por la presidenta Von der Leyen. El resto de los temas discutidos en Londres, con presencia entre otros de
Volodomir Zelensky y el secretario general de la OTAN, demuestra que la política de máximos de Washington hacia Europa funciona, por más críticas que se le hagan a las formas y métodos del inquilino de la Casa Blanca.
Conseguido ese objetivo prioritario, el segundo llegará en las próximas semanas, con la vista puesta en Ucrania. De nuevo la escenografía en el Despacho Oval, con un Zelensky rodeado por todas partes por trajes y corbatas de diseño, decenas de cámaras de televisión y periodistas, y él con su vestimenta negra de combate. Habrá paz en Ucrania, con na zona neutral entre los territorios conseguidos por la Rusia de Vladimir Putin y el resto. Ambas partes tendrán salida al Mar Negro, con Crimea como centro de operaciones rusas y Odessa como pieza clave para la nueva Ucrania.
La parte más complicada es el despliegue militar que asegurará el cumplimiento de los acuerdos. Sólo queda un camino, que sean fuerzas de las Naciones Unidas, no de Gran Bretaña, ni de Francia, Suecia, Dinamarca… Bajo la bandera de la ONU se podrá avanzar para que tanto USA como Rusia acepten ese anexo a sus iniciadas conversaciones. Otros caminos llevarían a un aumento de la confrontación militar y el recurso de Rusia a sus armas nucleares tácticas. Lo que, en principio, nadie quiere. Ya se han gastado las reservas que estaban en los arsenales y su renovación permitirá a las industrias europeas mantener unos niveles de actividad laboral que amortigüe el ascenso de las protestas sociales.
Quedará por repartir la presencia de las compañías de reconstrucción de un país devastado, desde edificios a carreteras, aeropuertos, ingentes inversiones que se encargará de repartir, en primer lugar, Estados Unidos. No serán las tierras raras las únicas recompensas, y en esa fase del reparto la posición de España es bastante débil. La mejora prueba de nuestra posición en ese tablero está en la fotografía oficial de la informal cumbre: en primer lugar, junto a un premier británico que de nuevo está dentro de Europa, pero con su autonomía financiera a salvo, estaban el presidente ucraniano, el presidente francés, el futuro canciller alemán y el primer ministro polaco. En una de las esquinas, en segunda fila, Pedro Sánchez. Esa es la realidad en la que estamos y desde la que habrá que aprovechar los abrazos a Zelensky a favor de nuestras empresas.
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