Esta introducción sobraría si se convirtiese en un elogio gratuito, pero en mi caso es la respuesta a una injusticia indecente de gentuza que ostentando cargos públicos en el gobierno de la nación se comportan como gañanes sudados y delincuentes compulsivos.
Acusar a la Presidenta de la Comunidad de Madrid de haber asesinado a miles de ciudadanos que enfermaron del COVID, además de una mentira flagrante, según instituciones médicas, es una indignidad propia de gentuza como la ex ministra Reyes Maroto, que a las pocas horas de cometer un delito de difamación ha intentado rectificar a medias, demostrando su miserable arquitectura ética y mental.
No basta con recordar la frase de Don Quijote “ladran luego cabalgamos” para señalar que la impotencia, la indecencia y el odio son algunas de las debilidades de un partido socialista en Madrid que lleva varios decenios perdiendo las elecciones en la Comunidad más prospera, tolerante y multicultural de España.
Esa difamación delictiva, falsa y propia de gentuza que miente con intención de hacer daño, forma parte de una consigna promovida desde el gobierno de otro fracasado, como Pedro Sánchez, que sigue sin ganar elecciones, pero gobierna acompañado de fanáticos, mediocres y gente bajo sospecha judicial de haber cometido delitos.
En política no vale todo. Se puede criticar y a veces boicotear al rival, pero acusar a la Presidenta de la Comunidad de Madrid de asesinatos contra la población durante la pandemia que gestionó el PSOE con Podemos, es la indecencia de un psicópata que no puede salir a la calle sin que la gente le abuchee.
La difamación contra un rival es la seña de identidad de un personaje repugnante y cuando un grupo politico lo hace se convierte en una banda.