El culebrón del ébola
martes 21 de octubre de 2014, 21:41h
Lo que le faltaba al gobierno de Mariano Rajoy. Tras el desafío secesionista catalán, el detalle de las tarjetas negras de Bankia que repartía Miguel Blesa, nombrado presidente de la institución sólo por ser amigo de José María Aznar, y tantos y tantos casos de abusos de la clase política...
Pues salta el primer caso de contagio del ébola en Europa. Precisamente a una auxiliar que atendió a los dos enfermos que, por razones políticas, fueron trasladados a este país en un avión especialmente equipado. Dos costosos traslados desde Sierra Leona de Miguel Pajares y Manuel García Viejo, que por desgracia sólo sirvieron para que fallecieran a los pocos días en este país.
Porque hablemos claro. Las autoridades sanitarias desaconsejaron las repatriaciones por poco eficaces dado que el tratamiento en España no era mejor que en Sierra Leona, entre otras cosas, porque no existe medicamento o tratamiento eficaz. Pero Rajoy necesitaba un plus de popularidad y cedió a las presiones para que se realizaran ambas operaciones. Muy costosas, inútiles según se ha demostrado, y peligrosas como advirtieron en su dia las autoridades sanitarias.
Lo que le faltaba al gobierno de Mariano Rajoy es este primer caso de contagio del ébola en Europa. Porque seguro que tras este culebrón que hoy se pone en marcha la prensa británica alarmará a sus súbditos desaconsejando que elijan este país para sus vacaciones. Y los países competencia pues tres cuartos de lo mismo. Así que a Mariano Rajoy, a quien las encuestas le ponen casi tras los de Podemos, sólo le falta que lo dejen embarazado.
Y como siga fumándose un puro y sin ponerse serio, será el primer presidente de la reciente historia que no repetirá mandato. Y máxime después de que en su día los ciudadanos le dieran una cómoda mayoría absoluta para que rehiciera los entuertos de ocho años de Zapatero. Para que diera un puñetazo en la mesa y acabara con la corrupción generalizada. No ha hecho nada de lo que prometió y por eso ha perdido la confianza. No ha tenido huevos para imponerse y terminar con esa podredumbre que ya todos conocemos y no estamos dispuestos a soportar. Y con el primer contagio del ébola en Europa, pues ya saben. La puntilla.