El gran salvavidas es Ciudadanos
viernes 17 de abril de 2015, 05:21h
En el peor de los escenarios posibles para el Partido Popular en la Comunidad de Madrid tanto Cristina Cifuentes como Esperanza Aguirre van a contar con un gran salvavidas para llegar a los respectivos sillones de mando por los que pelean, el partido de Albert Rivera, Ciudadanos.
La formación que va a fagocitar a la UPyD de Rosa Díez ya ha señalado que dejará gobernar a la formación más votada, y ésta tanto en la Comunidad como en el Ayuntamiento de la capital va a ser el PP.
La ventaja con la que parten las dos candidatas populares es tan grande que tendría que ocurrir un cataclismo para que no consiguieran el gobierno. En minoría, pero el gobierno. Hace cuatro años el PP conseguía unas cifras récords con Aguirre y Ruiz Gallardón de cabeza de cartel: mas de millones y medio de votos para el Parlamento regional y la mitad para la capital del estado, con porcentajes sobre una participación del 65% que iban del 49,69 al 51,7 por ciento, cifras imposibles de reeditar pero que permiten bajadas espectaculares y aun así mantenerse como primera fuerza política.
Cada parlamentario autonómico " cuesta" unos 24.000 votos, dependiendo de los ajustes finales de la Ley D'Hont y de los partidos y formaciones que sobrepasen el mínimo del 5 por ciento de los sufragios. Cada concejal madrileño " cuesta" un poco más, en el entorno de los 27.000 apoyos. Mirando las últimas encuestas publicadas y las que no lo han sido pero obran en poder de los dos grandes partidos, al PP le bastaría con un 35% de los votos para mantenerse como primera fuerza y eso son doscientas mil papeletas. Caer más parece casi imposible, de ahí que tanto Esperanza Aguirre como Cristina Cifuentes partan desde la línea de salida con el convencimiento de que van a gobernar, y que para que eso no suceda tendría que darse una circunstancia casi inimaginable: que se sumaran todo el resto de fuerzas, desde el PSOE a Ciudadanos pasando por Podemos y lo poco que puedan conseguir, si es que consiguen algo, los " declinantes" IU y UPyD.
Si ocurriera esto último y esa "macedonia política" se uniera, el reparto de los puestos de gobierno resultaría extremadamente complejo y, de cara a las futuras elecciones generales, comprometería las independencias de las que hacen gala tanto Pablo Iglesias como Albert Rivera. Los dos dirigentes de Podemos y Ciudadanos tendrán que demostrar a partir de la noche electoral del 24 de mayo sin son partidos de gobierno o meros asistentes a la representación política de los dos grandes. Una encrucijada de la que Mariano Rajoy y los suyos quieren conseguir altas dosis de rentabilidad, incluso en el peor de los escenarios para sus colores.
A un mes de la cita con las urnas el escenario que se dibuja es el de cuatro partidos y formaciones con representación en la asamblea y en el consistorio y otros dos fuera, además de los 14 que nada consiguieron hace cuatro años. En el Ayuntamiento de la capital si Manuela Carmena y Antonio Carmona unieran sus concejales verían que aún les faltarán otros diez para desplazar al PP del poder, y no parece que Begoña Villacís esté por la labor de apoyar a los que van a ser sus compañeros en la plaza de Cibeles, antes se sentaría a negociar con Aguirre. Y en la Asamblea ocurre más de lo mismo para futuro disgusto del candidato Gabilondo y " respiro" para la aspirante Cifuentes.