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Las grandes mentiras que nos ocultan: (4)
Todos y cada uno de los quince meses de guerra que sufre Ucrania producen destreucción, muertos, un futuro muy negro para sus habitantes y una lista incontable de mentiras. Mentiras que esconde la realidad material del conflicto, al igual que ocurre en otras partes del mundo. Basta con mirar la lista de recursos naturales que existen en Ucrania para entender la llegada, salida y nueva llegada de los talibanes al poder en Afganistan. Riqueza energética y mineral que necesitan y quieren explotar las grandes potencias, desde Estados Unidos a China, pasando por Rusia y la inestable Europa.
Las grandes mentiras que nos ocultan: (3)
La historia tiene, mucha veces, un humor negro que se basa más que en la Risa de los que lo gozan en el rictus amargo de los que la parecen. No hay nada nuevo bajo el sol en la guerra inacabable de Ucrania. Es una frase que la convirtió en teatral un religioso cordobés mientras huída de Roma hacia Venecia mientras las tropas del emperador Carlos vencían a las del Papa y sus aliados. El cristianismo cambió con Lutero, el islamismo tan sólo se dividió entre los seguidores del suegro y el yerno del profeta Mahoma. Unir a civilizaciones es más fácil que aceptar credo religiosos.
Las grandes mentirasque nos ocultan: (2)
Es fácil entender la guerra de Ucrania si se miran las ambiciones personales de los dirigentes, las ambiciones territoriales de los países que desean explotar sus recursos naturales y, sobre todo, el papel que juega la religión en las relaciones de poder, que van de Moscú a Estanbul y que se remontan al propio nacimiento de la identidad rusa en lo que fueron los oblats que llegan a Crimea. Geopolítica del siglo XXI bajo los mismos principios del siglo XVIII. Demasiados compromisos estratégicos y demasiadas zonas oscuros en los cÍrculos del poder.
Las grandes mentirasque nos ocultan (1)
Es más que posible, casi una certeza, que la guerra en Ucrania se va a mantener hasta pasadas las elecciones generales de marzo de 2024 en Ucrania y Rusia, en las que con seguridad volverán a vencer Zelenski y Putin, y las que tendrán lugar en Estados Unidos en noviembre, con la incertidumbre que quién será el candidatos del Partido Republicano, con Donald Trump de claro favorito pese a sus imputaciones judiciales, y si los demócratas mantendrán al actual presidente, Joe Biden, o lo cambiarán por otro más jóven Esas tres fechas marcarán el futuro de Europa y del mundo. Veinte meses más para que el ofrecimiento que hizo Winston Churchill a los ingleses al inicio de la II Guerra Mundial, “ sangre, sudor y lágrimas” se cumpla en el que fue el gran granero de Europa.
Terminada la Liga de futbol y las diferentes Copas que permiten títulos y llenan las arcas de los clubs, esos otros clubs que son los partidos han decidido alargar la lucha por el título de presidente del Gobierno. Como en el futbol hay dos favoritos, Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo, pero puede que, como ha pasado en la última jornada de la competición futbolística, ambos tengan que esperar hasta el último recuento e incluso hasta la última negociación, una vez el árbitro - que son las urnas - haya pitado el 23 de julio el final del partido.
odo el abanico político que Yolanda Díaz ha conseguido englobar bajo el difuso paraguas de Sumar logró en las elecciones de noviembre de 2019 tan sólo 38 escaños, los 35 de Unidas Podemos, los dos de Más Madrid y el solitario de Compromís. Esa es la cifra casi imposible que la actual vicepresidenta del Gobierno espera alcanzar. Para llegar a ese objetivo no basta con que sume los votos conseguidos por las formaciones muy pequeñas que se quedaron sin escaños, merced al castigo de la Ley D´Hont, debería “recibir” desde el área del actual PSOE un flujo de votos que es más ilusión que realidad.
Todo un doctor en Ciencias Políticas y profesor de esa materia debe o debería conocer lo que ocurrió hace 157 años en las costas sudamericanas y que dió lugar a que un gallego y contralmirante de la Armada Real pronunciara una de esas frases que llevamos repitiendo a lo ancho y largo de ese siglo y medio. Puede aplicársela a sí mismo, comentarla con dos ministras que están a punto de dejar de serlo dentro de unos meses, y utilizarla para responder a los que fueron compañeros y ahora enemigos, desde a Yolanda Díaz a Ada Colau pasando por supuesto por Iñigo Errejón.
| Pedro Sánchez con la exsecretaria de Estados de Estados Unidos, Hillary Clinton. |
En el mundo del boxeo es el aspirante el que renta al poseedor del título la mayoría de las veces. Sólo cuando el dueño del cinturón está convencido de su victoria élije al contrincante que cree más débil y le deja subir al cuadrilátero. En la política española de estos días está ocurriendo todo lo contrario, es el campeón, Pedro Sánchez, el que renta al aspirante, Alberto Núñez Feijóo, no por considerarlo el más débil; lo que busca el actual presidente del Gobierno es acentuar ante los ciudadanos el mismo mensaje que le llevó hasta el palacio de La Moncloa: la izquierda no tiene otra alternativa, o me vota de forma masiva a mí o le entrega el poder a la dura derecha.
La misma pesadilla que tenía Pedro Sánchez a comienzos de 2019, con Pablo Iglesias paseándose por sus sueños con el cargo de vicepresidente del Gobierno a cambio del apoyo de sus 35 escaños, la tiene ahora Alberto Núñez Feijóo con Santiago Abascal exigiéndole lo mismo. El presidente del PP quiere que los escaños que consiga Vox le den la mayoría absoluta en el Congreso a cambio de incorporar exigencias de Vox pero sin ninguno de sus dirigentes en el Ejecutivo.
Tras el batacazo socialista y la euforia popular tanto Pedro Sánchez, con su convocatoria de las generales por la vía rápida, como Alberto Núñez Feijóo con su llamada a mantener el espíritu de victoria, buscan lo mismo: seguir avanzando hacia el bipartidismo perdido.
Una larga noche de recibir golpe tras golpe en toda España han llevado al presidente del Gobierno a tomar la decisión que entraña más riesgo para él y para su partido. La más democrática y la más estratégica para intentar el milagro de la supervivencia. Fiel a su manera de comportarse desde que consiguió la dirección del PSOE, Pedro Sánchez ha lanzado un auténtico órdago a su partido y por encima de todos los dirigentes políticos, a España.
Comienza la etapa de los pactos en la mayoría de las doce Autonomias y los más de ocho mil Ayuntamientos que estaban en juego este domingo. Habrá ganadores que no gobernarán y ganadores que sí lo harán pero a costa de caras cesiones a sus necesarios compañeros en las mayorías absolutas. La ola azul que pedía Núñez Feijóo se ha convertido en un tsunami en la Comunidad de Madrid, en Andalucía y en la Comunidad Valenciana. Cabalgando sobre élla el presidente de los populares está más cerca de La Moncloa.
España, de cara a las elecciones que marcarán 2004, desde las europeas a las rusas y ucranianas, para terminar en las norteamericanas, se ha convertido en la aguja necesaria para recoser el Continente y, también en la tijera para terminar de romper una UE que hace aguas de la mano de dos mujeres, una alemana, Úrsula von der Layen, y otra francesa, Christine Lagarde, que amenaza con romperse en pedazos políticos y financieros.
La misma izquierda que el 15 de mayo de 2011 ocupó las calles y sirvió, con sus protestas, que el PSOE de José Luís Rodríguez Zapatero perdiera las elecciones generales que se celebraron cinco meses más tarde, puede que consiga lo mismo en este 2023. Ahora está dividida como entonces, el pequeño grupo de dirigentes universitarios que se convirtió en su “representante” se rompió por las ambiciones internas, pero logró lo que parecía imposible de conseguir en la España que zozobraba en mitad de la mayor crisis del capitalismo desde hacia cien años, llegar al poder con una Vicepresidencia y cuatro Ministerios en el Gobierno de España.
Seis candidatos para conquistar el palacio de La Cibeles y nada nuevo bajo los focos de Tele Madrid. Tampoco dicen nada nuevo las encuestas y menos las que intentan trasladar los datos a nivel nacional a la realidad de cada Municipio. Las cifras de votos conseguidos por cada formación en 2019, actualizados de cara a lo que puede ocurrir el próximo domingo, arrojan una victoria Indudable para la derecha, con la única duda de si José Luís Martínez Almeida necesitará o no a Javier Ortega Smith para la mayoría absoluta.
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